MARTIR
Pedro Armegol, emparentado con los condes de Urgel, nació en Tarragona – España a mediados del siglo XIII, después de una adolescencia llena de honradez y dignidad en el ceno de su familia cristiana, al llegar a la juventud se vio enrolado en malas compañías y envuelto en una vida de bandolero. El rey Jaime I había enviado a un grupo armado a limpiar la zona por donde debía pasar la comitiva real, el jefe era el mismo padre de Pedro Armengol y éste el jefe de los bandoleros, en un momento dado se encontraron frente a frente y espada en mano padre e hijo. Pedro Armengol, tocado de la gracia depuso las armas ante su progenitor y prometió, con toda su voluntad, cambiar de vida. Su padre intervino ante el rey y le alcanzó el perdón.
Después de este desenlace Pedro Armengol tocó las puertas de la Orden Mercedaria, puesto que deseaba dedicar el resto de su vida a la obra de la redención de cautivos, para alcanzar la misericordia de Dios.
El cambio de su vida fue total, se convirtió en un hombre de oración y de caridad para los cristianos cautivos, dos veces le envió la Orden como redentor a tierra de moros, la segunda fue en Bugía en el año 1266, y por salvar algunos cautivos, se quedó de rehén mientras llegaba el dinero del rescate, pero como el dinero tardaba, fue colgado en una horca y por una admirable protección de la Virgen María que le mantenía levantado, para que la horca no le hiciera daño, permaneció vivo, y así lo encontró Fray Guillermo de Florencia cuando llegó con el dinero al siguiente día del ahorcamiento.
Como señal de la horca quedó con el cuello torcido por el resto de su vida. De regreso a España se retiró al convento de Santa María Dels Prats llevando una vida de verdadera conversión y de servicio a Dios y a los demás, ahí murió santamente el año 1304, Su fiesta se celebra el 27 de Abril. La vida de San Pedro Armegol nos trae el mensaje “de la conversión”, a la que estamos llamados todos y el anuncio de evitar las malas compañías que pervierten a la juventud, poniéndola en graves peligros. Nos recuerda también la intensa devoción a la Virgen María, que la encontramos en todos los santos mercedarios.
ORACIÓN LITÚRGICA A SAN PEDRO ARMENGOL
Padre misericordioso, que elevaste a San Pedro Armegol a la cumbre de la santidad; infunde en nuestros corazonesel mismo Espíritu que lo impulsó a ofrecerse a ti como víctimaagradable, por la defensa de la fe y la libertad de tus fielescautivos. Por nuestro señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reinacontigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglosde los siglos.